La directora de “Pliegos de Rebotica”, prestigiosa Revista de la “Asociación de Farmacéuticos de Letras y Artes” que ha celebrado sus cien publicaciones con un número especial, es la farmacéutica y destacada poeta Margarita Arroyo. Digo que es excelente poeta, o destacada que viene a ser lo mismo, con conocimiento de causa y con ciencia propia, puesto que no en vano Margarita ha colaborado con el Ateneo de Sevilla, desde hace algunos años, con su presencia poética en todos o en la mayoría de los recientes libros que el Ateneo ha publicado en “Homenaje” a diversos hitos literarios acaecidos en su sede durante el primer cuarto del siglo XX: Así, los dedicados a “La Fiesta del Soneto”, en 1912, “Homenaje a Juan Ramón”, en el mismo año, “Fiesta del Ultra”, en 1919, “Fiesta Literaria de la Belleza Andaluza”, en 1923, y “Reunión de Poetas en homenaje a Góngora”, que gestó nominalmente la Generación del 27.
Pues bien, Margarita tuvo la delicadeza de invitarme a colaborar en el número citado en mi calidad en aquel momento de Presidente del Ateneo de Sevilla y por ello aparece “El Ateneo y la Fundación Farmacéutica Avenzoar”, artículo en el que gloso la excelente relación que mantienen ambas instituciones y los datos concretos en que se expresa; a la vez que pondero en justicia la labor institucional realizada al frente de la Fundación por su Director, hasta fecha reciente, Andrés Avelino Romero Pérez. También hago referencia, una vez más, a nuestra antigua amistad, relacionada con nuestro común bachillerato en el desaparecido y llorado Colegio Escolapio de la Plaza Ponce de León de Sevilla. Mi hijo Enrique colabora, a su vez, con tres deliciosos sonetos: “Farmacia 24 horas (tríptico desenfadado a una joven farmacéutica)”, que harán, sin duda, sonreír con satisfacción a quienes los lean.
Lo que quiero destacar, sin embargo, al margen de estos aspectos personales, es la excelente calidad y presentación de estos “Pliegos” y el gran número de colaboraciones de notable interés que se publican. Sin pretensión de ser exhaustivo, diré que aparecen artículos sobre Antonio Machado, Quevedo, León Felipe, Fray Diego de Alcalá o Schakespeare, por ejemplo. Se tratan aspectos científicos relacionados con la Farmacia o con la Sanidad en general. Abundan los estudios históricos en el más amplio sentido. Hay colaboraciones poéticas firmadas con nombre sonoros de la poesía española y toda la Revista está llena, en una cuidada y bella edición, de fotos, grabados, pinturas y detalles que realzan visualmente la calidad del conjunto.
Margarita Arroyo explica en la página editorial el origen y propósito del número y afirma con toda verdad que su contenido es de gran calidad. A esta cualificada opinión he querido sumar desde Sevilla, aún en lo poco que valga, la de quien es ahora sólo ex presidente de su Ateneo y guarda gratitud y un recuerdo imborrable de las relaciones que mantienen el Ateneo y la Farmacia sevillana. Si de algo vale el recomendar también la lectura de la Revista, que ya goza afortunadamente de gran difusión, así lo hago vivamente.
Pues bien, Margarita tuvo la delicadeza de invitarme a colaborar en el número citado en mi calidad en aquel momento de Presidente del Ateneo de Sevilla y por ello aparece “El Ateneo y la Fundación Farmacéutica Avenzoar”, artículo en el que gloso la excelente relación que mantienen ambas instituciones y los datos concretos en que se expresa; a la vez que pondero en justicia la labor institucional realizada al frente de la Fundación por su Director, hasta fecha reciente, Andrés Avelino Romero Pérez. También hago referencia, una vez más, a nuestra antigua amistad, relacionada con nuestro común bachillerato en el desaparecido y llorado Colegio Escolapio de la Plaza Ponce de León de Sevilla. Mi hijo Enrique colabora, a su vez, con tres deliciosos sonetos: “Farmacia 24 horas (tríptico desenfadado a una joven farmacéutica)”, que harán, sin duda, sonreír con satisfacción a quienes los lean.
Lo que quiero destacar, sin embargo, al margen de estos aspectos personales, es la excelente calidad y presentación de estos “Pliegos” y el gran número de colaboraciones de notable interés que se publican. Sin pretensión de ser exhaustivo, diré que aparecen artículos sobre Antonio Machado, Quevedo, León Felipe, Fray Diego de Alcalá o Schakespeare, por ejemplo. Se tratan aspectos científicos relacionados con la Farmacia o con la Sanidad en general. Abundan los estudios históricos en el más amplio sentido. Hay colaboraciones poéticas firmadas con nombre sonoros de la poesía española y toda la Revista está llena, en una cuidada y bella edición, de fotos, grabados, pinturas y detalles que realzan visualmente la calidad del conjunto.
Margarita Arroyo explica en la página editorial el origen y propósito del número y afirma con toda verdad que su contenido es de gran calidad. A esta cualificada opinión he querido sumar desde Sevilla, aún en lo poco que valga, la de quien es ahora sólo ex presidente de su Ateneo y guarda gratitud y un recuerdo imborrable de las relaciones que mantienen el Ateneo y la Farmacia sevillana. Si de algo vale el recomendar también la lectura de la Revista, que ya goza afortunadamente de gran difusión, así lo hago vivamente.
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