MIGUEL HERNÁNDEZ Y EDUARDO LLOSENT
(Por Matilde I. Donaire Pozo)
(Por Matilde I. Donaire Pozo)
En el Ateneo de Sevilla se expone un retrato firmado por Alfonso Grosso de un prócer sevillano, don Eduardo Llosent y Marañón, que tiene en su mano un ejemplar de la Revista Mediodía, de la que era director.
Reconozco que mi admiración por este señor ha nacido al conocer su relación de amistad con Miguel Hernández, según consta en el libro de Juan Guerrero Zamora, Proceso a Miguel Hernández, publicado en 1990.
Finalizada la guerra, Miguel Hernández marcha hacia Alicante, a pié o en carro, y de allí a Cox, ciudad donde reside Josefina. Va también a Orihuela a ver a sus parientes y amigos y a intentar conseguir un salvaconducto. En carta de 19 de abril dice a José María Cossío que sale para Sevilla en busca de la ayuda de antiguos amigos como Jorge Guillén y Eduardo Llossent. Este último le había proporcionado una carta de presentación para Joaquín Romero Murube, en ese momento Alcaide del Alcázar de Sevilla.
Eduardo Llosent había conocido a Miguel Hernández en las Misiones Pedagógicas, y cuando el poeta llegó a Sevilla le llevó personalmente al Alcázar donde Romero Murube no pudo atenderles pues, al parecer, estaba esperando la llegada de Franco.
La amistad entre Llosent y Miguel Hernández explica que cuando a Miguel lo detienen en Portugal el 30 de abril de 1939 y lo entregan a las autoridades españolas, él escribe a su familia y les pide que le contesten a la calle San Vicente número 22, de Sevilla, donde vivía Llosent, y que la carta la dirijan a su nombre.
Y en otra misiva, datada el 3 de agosto de 1939, comenta que Eduardo Llosent le había visitado en la cárcel de Torrijos el día anterior, y que iba acompañado de un abogado de la Auditoría de Madrid que se había ofrecido para su defensa.
Queda constancia por tanto de la antigua amistad entre el poeta y Eduardo Llosent y de la ayuda que éste le prestó en los difíciles momentos de su cautiverio.
Recordémoslo hoy, en el aniversario de su muerte, fecha en la que la admiración por el poeta y su obra se hace más intensa.
Mi agradecimiento a Matilde Donaire por haberse sumado activamente a las entradas de este blogs que, como su "propósito" indica, nació con el deseo de que fuese una "obra coral".
ResponderEliminarOportuna la cita que nos hace la Ex-Secretaria del Ateneo, que tan brillante labor Juanramoniana y literaria ha hecho en la Casa durante el mandato de la Junta Directiva anterior, sobre esa relación indirecta entre Miguel Hernández y el Ateneo de Sevilla, que ha traido de la mano del retrato del Director de la Revista "Mediodia", tan vinculado a la Generacíón del 27.
La relación de Miguel Hernández con el Ateneo no ha sido intensa y de ello da buena cuenta el hecho de que en el indice onomástico de "La Literatura y el Ateneo de Sevilla. 1887-2003", la excelente obra de José Vallecillo, se le cite una sola vez, a propósito de una conferencia sobre el poeta de Orihuela que pronunció Leopoldo de Luis en 1982. Otro punto de contacto indirecto sería naturalmente el que surge de la relación de Miguel Hernández con él ateneísta Jaquin Romero Murube, también aludida por Matilde. Merecería la pena que algunas otras personas nos ilustrasen sobre otros posibles datos de la presencia en Sevilla de Miguel Hernández o de su obra.Estamos en el momento propicio para hacerlo; y es ya seguro que otras muchas cosas se van a hacer.
Excelente referencia a Miguel Hernández, que mantiene vivo su recuerdo y su obra. La relación del poeta con Sevilla sí que sería muy interesante
ResponderEliminarQuiero agradecerle a Greco su continua e inteligente contribución al blogs. Si en alguna ocación quiere enviarme alguna entrada para que aparezca como tal puede enviarmela que tendrá la acogida que merece. También si lo desea me gustaría saber de quién se trata, aunque alguna pista ofrece la significativa elección del nombre que se da a uno de los más relevantes pintores españoles, puesto que como por tal lo tenemos.
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