“VUELTA LA ISLA”. Acuse de recibo
(Evocación del poeta ateneísta José Félix Navarro Martín)
Envuelto en el papel de regalo de la amistad y el afecto que me profesa una antigua compañera en la asesoría jurídica del Ayuntamiento de Sevilla, hoy afincada desde hace años en su natal Isla de Tenerife, me llega el libro “Vuelta a la Isla”, del poeta canario Pedro García Cabrera.
Quienes aquí en Sevilla, que es tierra de poetas, no conozcan al autor, deben saber lo que en el mismo libro explica su prologuista Maria Jesús Pablo Gimeno, de la Fundación que lleva el nombre del propio poeta. Es decir que éste nació en la Isla de la Gomera en 1905 y que pronto estableció su familia su domicilio permanente en la Isla de Tenerife; que durante la Segunda República militó en las filas del Partido Socialista y fue Concejal de Santa Cruz y Consejero del Cabildo Insular. En 1936 fue detenido tras los sucesos del 18 de julio e internado en un campo de concentración del Sahara, del que consiguió evadirse e integrarse en el frente republicano de Andalucía. Unos meses antes de terminar la guerra fue nuevamente apresado e ingresado en prisión.
Con más suerte que Miguel Hernández, digo ahora, sobrevivió y fue liberado en 1946, manteniendo desde entonces, como dice la prologuista, su “compromiso ético e intelectual” hasta su muerte en 1981. El prólogo da cuenta también de su profusa e interesante obra literaria, en la que destaca, entre otros muchos libros, el que ahora motiva mi comentario. “Vuelta a la Isla" fue editado en 2005 en coincidencia con el centenario del nacimiento del poeta por la Fundación ya citada, dedicada “al fomento del conocimiento de aquellos valores que favorezcan la integración política y social de los canarios y su incorporación a los movimientos nacionales e internacionales de carácter social, científico o cultural”. (fundaciónpedrogarciacabrera.com)
El poemario está dedicado a las Islas que componen el Archipiélago y a cada uno de los pueblos que conforman Tenerife, con independencia de la propia Capital. Los títulos de los poemas constituyen ya un poema en sí mismos: Santa Cruz, Tacoronte, El Sanyal, Adeje, San Miguel, La Orotava, Los Realejos, Vilaflor… y tantos más. Emotivo es el recuerdo que el poeta dedica a su Isla natal: “… Súbete al roque más alto,/ silba con todas tus fuerzas/ hacia atrás, hacia la infancia,/ a ver si el eco recuerda/ las bordadas camisillas/ que abrigaron mi inocencia…”
Pues bien, como en estos apuntes me gusta decir algo también de las glorias pasadas del Ateneo de Sevilla, me complace recordar la relación que con Tenerife tuvo el destacado poeta José Félix Navarro Martín, cuya semblanza, de la mano del también poeta Aurelio Verde, aparece en el “Diccionario de Ateneístas II”. Aurelio, tras dar cuenta de su biografía y de su obra literaria y poética, nos dice que José Félix fue un día, para él venturoso, a recoger un premio ganado en Icod de los Vinos y que allí le ocurrió una especie de milagro sentimental: “fuiste lejos a recoger los honores de una flor natural ganada y de paso te trajiste a la reina de tu corazón. La destronaste de su efímero trono de los Juegos Florales para ofrecerle otro reinado muy dentro de ti. Fue en Tenerife… el reclamo de tu amor le hizo cambiar sus claridades isleñas por el sabor hondo y antiguo de la calle Lumbreras…”.
Aunque no he podido confirmarlo, estoy seguro de que Pedro García Cabrera y José Félix Navarro Martín, tuvieron necesariamente que conocerse y que ser amigos. Los unía su condición de excelentes poetas y el amor que ambos profesaban, uno por una razón y otro por otra, a las Islas y a un “Drago que se yergue en el centro (en el cepo, dice el poeta) de una plaza”.
Conocí al poeta José Felix Navarro en su faceta de Profesor y Director de centros escolares. Era una persona excepcional. No conocía la anécdota de Icod de los vinos, que me ha resultado muy grata. Enhorabuena por su iniciaiva en favor del reconocimiento de la poesía canaria.
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